lunes, 10 de abril de 2017

And the Mountains Echoed



Donde te contamos sobre el cuento que aparece en las primeras páginas del libro del escritor afgano norteamericano Khaled Hosseini, And the Mountains Echoed, damos una opinión y hacemos una pregunta inquietante...

Las primeras páginas de And the Mountains Echoed dieron la impresión de aquellos cuentos de Las Mil y Una Noches, que leíamos hace muchos, muchos años. Tal vez tenga que ver con el lugar de nacimiento del autor de la obra, Afganistán.
Un labrador, en la historia,  se encuentra ante una tremenda disyuntiva. Veamos…

“So then. You want a story and I will tell you a story. But just the one. Don´t either of you ask me for more …”

Es tarde en la noche y el padre decide contarles un cuento a sus hijos, Pari y Abdullah. Resulta que un hombre de nombre Baba trabajaba todo el día en su granja, en un pueblo llamado Maidan. Se podía ver a éste hombre inclinado sobre los cultivos de pistacho tratando de obtener una miserable ganancia para mantener a su familia.

La situación era igual para todos los habitantes del pueblo. Maidan se asentaba en un valle polvoriento con escasa agua y vegetación. Para obtener agua se debía caminar una buena distancia hasta un río, que después de varios períodos de sequías solo tenía un miserable hilo de agua barrosa.
Sin embargo Baba se sentía satisfecho con su familia. Amaba y respetaba a su esposa, con quien compartía momentos de felicidad. Sus hijos, cinco, eran tres hombres y dos mujeres. Las mujeres eran obedientes y respetuosas. A sus hijos les había enseñado a trabajar la tierra y eran su apoyo para levantar la cosecha.
And the mountains echoed
And the mountains echoed
Aunque Baba amaba a todos sus hijos por igual, tenía un secreto apego por el más chico, Qais. Este tenía tres años, ojos azules y una sonrisa que encantaba. Ni bien aprendió a caminar ejercía esta habilidad por toda la casa aun estando dormido. Esto preocupó a los padres pues caminando de noche podía caer en un pozo o ser atacado por una bestia de las tantas que asolaban el lugar. Encontraron la solución sacando la campana del cuello de una cabra y colocándosela alrededor del cuello de Qais. De manera que si el niño se levantaba de noche alguien podría escucharlo y prevenir alguna desgracia.
 Así el niño se acostumbró a caminar con la campana. Cada vez que Baba regresaba de su trabajo el pequeño corría a recibir a su padre haciendo sonar la campana con sus pequeños pasitos. Baba lo levantaba y entraban juntos a la casa. Qais observaba de cerca a su padre mientras este se lavaba y luego se sentaban juntos a la mesa para cenar.
Un día la felicidad de Baba llegó a su fin. Un enorme monstruo visitó Maidan. Todos dejaron sus actividades y se escondieron. Sabían que si miraban al monstruo este los comería en el mismo lugar, por lo que se abrazaban entre sí y miraban al piso con terror. El monstruo inspeccionó el pueblo con sus ojos rojos.
Todos sabían a qué había venido el monstruo. Habían escuchado historias donde este mismo monstruo arrasara otras villas. Pensaron que tal vez se habían salvado de él pues era tanta la miseria que los niños tenían poca carne para ofrecer sobre sus huesos.
También sabían que si el monstruo golpeaba sobre el techo de algún infortunado la familia debía entregar a alguno de los hijos o de lo contrario devoraba a todos. El monstruo metía a la víctima en su saco, se lo echaba al hombro y jamás se volvía a ver al inocente.
¿Y dónde vivía este monstruo? Se decía que vivía en un fuerte pasando valles, cadenas montañosas y ríos. El fuerte tenía trampas, fuegos y clavos en las paredes de donde colgaba la carne. Si alguien accedía al lugar el monstruo devoraba al atrevido intruso.
Creo que se imaginan donde golpeó el monstruo. Así es, en el techo de Baba. La familia empezó a llorar desesperada. Uno de ellos debía ser ofrecido al monstruo para que los demás vivieran. Una decisión que ningún padre debería tomar.
Los padres lloraban y discutían. ¿Qué hacer? Tenían hasta el amanecer para decidir. Baba tomo varias piedras y escribió el nombre de sus hijos. Puso las piedras en una bolsa y miró a su esposa.
—No puedo hacer esto —dijo la esposa —. No podría vivir con la culpa.
Baba miró la ventana y vio que estaba empezando a amanecer… (De And the Mountains Echoed, de Khaled Hosseini)

Hosseini
"The novel began very, very small, and it began with a single image in my head that I simply could not shed," he relayed. "It was the image of a man walking across the desert and he's pulling a little Radio Flyer red wagon, and in it there's a little girl about 3 years old, and there's a boy walking behind him, and these three people are walking across the desert."

Una disyuntiva
La disyuntiva que se le presenta a Baba es que debe elegir entre rescatar a su hijo Qais del monstruo, o dejarlo en el fuerte, donde, contrario a lo que se esperaba, vive con todas las comodidades habidas y por haber, con educación, buenas ropas y excelentes maestros. Regresar a Qais a la granja significa privarlo de cosas materiales que el niño nunca podrá tener con su familia.
Ustedes ¿qué elegirían?

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