Papás

Con los días de frío en Salta, a la mañana 0° centígrados, y los contenidos de la TV (Vicky acusó a Lavezzi de invitarla por teléfono, Luly se peleó con Redrado, Niña Loly ya volvió con Rial) prefiero dedicarme a la lectura algo que veo más saludable y productivo que cualquier otra actividad.

Empecé a leer Taras Bulba hace poco. En la novela se habla sobre la relación padre-hijo. Esto siempre fue conflictivo, difícil, torturante y complejo.

 

Cuando pasaba mi adolescencia recuerdo la relación que tenía con papá. Supongo que era difícil para mí, para papá, e incluso para mamá. Para colmo de males solo lo veía en el verano, cuando pasaba las vacaciones con él; donde me parecía acompañar a un extraño, a alguien que no entendía y con quién no me identificaba. Sentía que no conseguía lograr que se sintiera orgulloso de mí. Tal vez, de acuerdo a la conformación de mi familia, hubiera sido conveniente que consultara a un psicólogo para guiarme o guiar a mis padres.

Además en aquella época, y por lo que le habían enseñado a él, la guía sexual de los padres para los hijos era la de debutar sexualmente con una “profesional” del sexo sin que se hablara de amor, respeto por la mujer, higiene sexual o madurez.

Fue justamente papá el que comentó en varias ocasiones que había participado como extra en la realización de la película Taras Bulba en la localidad de San Lorenzo, en Salta. De acuerdo a sus dichos la participación de los extras, con gauchos y gente experta en caballos, fue muy grande.

Symon Petlura

Al empezar a leer Taras Bulba, de Nicolai Gogol, el padre de un grupo de Cosacos recibe a sus hijos de regreso de un viaje de estudios. En vez de abrazarlos y besarlos en su bienvenida los enfrenta a golpes de puños para demostrar su valentía. No permite que la madre intervenga en la relación, que comparta las actividades de padre-hijos, y avergüenza a quien quiera acercar “cosas de mujeres”.

 

 “… si fuera por la madre deberían estar bajo sus alas permanentemente”

“… los cosacos debían hacer la guerra y no estar con las amas de casa, junto a sus trastos y ollas”

Toda una pinturita este Taras Bulba.

La pobre madre dejó caer unas lágrimas. Después de esperar la vuelta de sus hijos con ansias el padre los alentaba a salir a cabalgar y pelear con unos y otros. No tendría tiempo de disfrutarlos…

De acuerdo a los textos de los psicólogos existen los papás contenedores, los papás proveedores. A estos les puedo agregar los desinteresados, los egoístas, los crápulas. Hay bastante para leer y teorizar.

Hemos presenciado miles de casos de papás, y mamás, que jamás aceptaron la homosexualidad de sus hijos y tuvieron malas relaciones, y hasta llegaron a cortar cualquier tipo de lazos con ellos.

En definitiva, cuando mi relación con papá se encauzó, después de algunos años de compartir, me sentí feliz de tener el papá que tenía. Creo que mucho tuvo que ver el amor, el entendimiento, el diálogo, la comprensión mutua de padre a hijo y de hijo a padre, y la vida en común. Para ser papá se aprende de a poco, viviendo experiencias y compartiendo cosas. Tal vez los hijos no sean lo que los papás esperaban pero si hay amor se puede llegar a entender todo.

 

… ¡Date vuelta muchacho! ¡Qué ridículo te ves! ¿Qué clase de casaca se han puesto? ¿Todos se visten así en la academia?

 

Con estas palabras el viejo Bulba recibió a sus hijos, quienes habían estado ausentes por su educación en el Seminario Real de Kiev y habían ahora retornado a la casa paterna.

Sus hijos acababan de desmontar. Era una pareja de sólidos jóvenes que aparecían tímidos. Sus frescas caras recién empezaban a mostrar señas de barbas. Se mostraron incómodos con la recepción del padre y bajaron la vista… (de Taras Bulba and Other Tales, de Nicolás Gogol)

(Este artículo lo escribí cuando papá todavía vivía. Un beso para mi viejo)

 

Recursos

Algo sobre psicología, sobre los padres y los hijos:

Fathers and Sons

 

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